POR EMESH DE LA PATAGONIA
La corteza terrestre es una capa extremadamente delgada que forma la capa exterior de nuestro planeta. Aunque abarca menos del 0.5% de la masa total de la Tierra, desempeña un papel crucial en la mayoría de los ciclos naturales. Existen similitudes entre la piel de las personas y la del planeta, destacando tanto las físicas como las funcionales.
En biología, el sistema tegumentario es la cobertura natural de un organismo u órgano. Es el sistema orgánico más extenso que recubre completamente a un ser vivo, ya sea persona, animal, vegetal o incluso el propio planeta Tierra.
Del latín «integumentum» (protección), la etimología del término «sistema tegumentario» refleja su función principal como protector. Por ello, no es sorprendente que este término se utilice para referirse tanto a la piel de los vertebrados como a las cubiertas de otros seres vivos (como el exoesqueleto de los insectos), así como a las cortezas, conchas, cáscaras y la corteza terrestre misma.
El sistema tegumentario externo de todos los organismos actúa como una barrera protectora que los aísla del medio ambiente, protegiéndolos y manteniendo la integridad de sus estructuras, al tiempo que facilita la comunicación con el entorno. Esto se logra mediante la presencia de receptores sensoriales de presión, dolor, temperatura y sensación, regulación de la temperatura y excreción de desechos, entre otras funciones.
Estas similitudes entre los distintos organismos resaltan las múltiples analogías entre la piel de las personas y la del planeta. Veamos estas similitudes en detalle:
Similitudes físicas:
La piel humana, al igual que la corteza terrestre, es un órgano dinámico que cambia constantemente y está compuesto por tres capas principales: epidermis, dermis e hipodermis. Cada una de estas capas contiene subcapas distintas que facilitan diversas funciones.
Ambas tienen una notable variación en el espesor. La piel humana varía en grosor desde 5 mm en el talón hasta 0.004 mm en el contorno de los ojos, una zona especialmente delicada. Por su parte, la corteza terrestre tiene un grosor que va desde los 75 km bajo la cordillera del Himalaya hasta menos de 7 km en la mayoría de las zonas profundas de los océanos.
En la superficie cutánea y en la del planeta coexisten bacterias, parásitos y hongos que forman un complejo ecosistema en interacción constante con el hospedador. Este ecosistema participa activamente en la función barrera de la piel, tanto física como inmunológicamente. La alteración de este equilibrio puede conducir a consecuencias negativas, como enfermedades y pérdida de temperatura y humedad.
Similitudes funcionales:
Ambas cumplen la función principal de ser una barrera protectora, siendo la primera capa y la más externa. Una piel cuidada y en buen estado protege contra agentes externos, al igual que la corteza terrestre protege contra factores ambientales.
Cuando la piel humana está debilitada, pierde su función de barrera, lo que puede provocar disfunciones más profundas como enfermedades y pérdida de temperatura y humedad. Del mismo modo, el deterioro de la corteza terrestre, ya sea por causas naturales o humanas como la deforestación, tiene consecuencias ambientales, sociales, económicas y culturales.
Conclusiones: La importancia de cuidar la piel de las personas y la del planeta
Las similitudes entre la piel de las personas y la del planeta resaltan la importancia de ambas para la vida. Esto subraya la necesidad de extremar los cuidados para conservar su salud y, por ende, la nuestra.
Conscientes de la importancia de cuidar estos dos sistemas tegumentarios, EMESH se presenta como una alternativa eficaz para:
Cuidar la piel de las personas mediante productos de Alta Cosmética Ecológica elaborados con ceniza, libres de sustancias tóxicas, que trasladan los beneficios de los activos naturales a la piel.
Financiar proyectos de investigación medioambiental para recuperar espacios degradados por el fuego, así como los servicios ecosistémicos asociados.
Las similitudes entre la piel de las personas y la del planeta evidencian la extraordinaria conexión entre el ser humano y la naturaleza, destacando la necesidad de extremar los cuidados para preservar nuestra salud y el entorno.